El aire que respiramos está compuesto por 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno, 0.093% de argón y una porción de vapor de agua.
Cuando hablamos de contaminación nos referimos a la alteración de esta proporción producida por causas naturales
o artificiales.
Las primeras no se pueden evitar, pero las segundas son responsabilidad nuestra. Por ejemplo, el uso excesivo del automóvil
provoca una alta contaminación, que se suma al hecho de que muchos de ellos se encuentran en mal estado y despiden grandes cantidades de contaminantes
La industria y el transporte son las dos principales fuentes de contaminación atmosférica. El transporte de pasajeros
(público y privado) genera el 80% de los contaminantes de la atmósfera: el 3% lo representa la industria; y el 10% restante
el comercio y los servicios.
Los principales contaminantes que despiden los vehículos automotores y que afectan la salud de la población son:
el monóxido de carbono, los hidrocarburos, los óxidos de nitrógeno, el ozono y el plomo.